Uno de los problemas de la oposición en Zacatecas es la gran división que prevalece en sus filas, lo que en la semana pasada se puso de manifiesto en dos partidos que son clave en el proceso electoral de este año.
En el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) es evidente que la estrategia del senador David Monreal Ávila tiene su impulso desde la ciudad de México, desde la dirigencia nacional del partido que pretende llevarlo a la gubernatura, pero hasta el momento no se ha manifestado el impulso del comité estatal de esta organización política.
Monreal Ávila avanzó de manera vertiginosa gracias al apoyo del líder y fundador de Morena, Andrés Manuel López Obrador, quien lo nombró representante de la Soberanía Nacional en Zacatecas, en donde el comité estatal ya había elegido a José Luis Figueroa “El Cepillo”.
Es indudable el apoyo que tiene el senador petista en su hermano Ricardo Monreal Ávila, actual delegado en la Cuauhtémoc, y quien abrió un espectro muy interesante para promover el comercio, la agricultura y la cultura zacatecana en aquella demarcación política, lo que le ha permitido firmar acuerdos de cooperación con algunos ayuntamientos.
Ricardo Monreal es un hombre de poder y sabe utilizar el poder; conoce los tiempos y las coyunturas para actuar con oportunidad y olfatea los momentos cruciales para tomar decisiones difíciles. Se ha formado en la lucha y en la adversidad, en el triunfo y en la marginación de los grupos políticos nacionales.
Sin embargo en este momento el escenario es difícil. Una división en Morena no conviene a un partido que va solo en campaña electoral, en donde no sobran los recursos económicos y tampoco la estructura territorial. La escisión en Morena podría generar una votación selectiva que provoque el triunfo en algunos municipios y distritos pero no en el gobierno del estado.
Por otro lado en la recientemente validada coalición electoral por el Instituto Estatal Electoral de Zacatecas (IEEZ) “Unidos por Zacatecas”, que se traduce en la alianza PRD-PAN, la situación es diferente pero tiene el mismo denominador común: la división.
Los precandidatos Rafael Flores Mendoza, José Narro Céspedes y Miguel Torres, no consideraron la llegada de Pedro de León Mojarro, a quien muchos veían su marginación en la selección interna del PRI, pero jamás imaginaron que llegaría por la vía de la dirigencia nacional perredista.
Fue una excelente jugada del ex coordinador de delegaciones de la Sedesol, pero cayó como bomba al interior del proceso de selección perredista porque desdibujó a los cuadros locales.
Si bien es cierto Pedro de León fue dirigente del PRD durante la gubernatura de Ricardo Monreal Ávila (1998-2004), su afiliación al PRI marcó su carrera política en estos cinco años de la administración de Miguel Alonso Reyes, con quien el vínculo político puede ser superable pero no así la relación familiar, lo que genera demasiado ruido en muchos perredistas históricos y de nuevo cuño.
La inclusión de Pedro de León Mojarro en el proceso interno de selección de candidatos de la alianza PRD-PAN y su eventual triunfo, dejaría una amplia secuela de división y una muy probable salida de cuadros perredistas hacia otros partidos o liderazgos políticos.
El tono conciliador de De León Mojarro podría ser insuficiente para contener el descontento al interior de las filas perredistas, pero eso pronto lo sabremos cuando se defina al candidato de la multicitada alianza.
Otro factor que se debe tomar en cuenta es la selección de los candidatos a puestos de elección popular y a presidentes municipales, pues si no se lleva una buena conducción y negociación entre las dirigencias panistas y perredistas, podría ser otro factor de confrontación al interior de esta coalición electoral.
El otro actor de la oposición zacatecana es el Partido del Trabajo bajo la directriz de Geovanna Bañuelos, un cuadro político formado por Ricardo Monreal Ávila y vinculada al Movimiento de Regeneración Nacional, pero que debido a la separación del Monrealismo, del liderazgo de Alberto Anaya, el dueño de la franquicia petista, se encuentra en un momento de indefinición electoral.
Tampoco habría que olvidar la división y confrontación entre la actual Comisionada Política del PT, Geovanna Bañuelos y el diputado petista, Alfredo Femat, quien le recriminó su desatención al trabajo político en Aguascalientes en la elección federal extraordinaria pasada, en donde gracias a la cosecha de votos obtenida se logró remontar la pérdida del registro nacional de este partido.
En Acción Nacional las cosas no están mejor. La lucha por el control del partido entre la actual dirigencia -en la que es preponderante la influencia de “La familia sagrada”- y el grupo de José Isabel Trejo Reyes, marcarán disonancia en el proceso de selección de candidatos al congreso y a los municipios.
Este es el escenario de divisionismo y confrontación que se registra en la oposición zacatecana, en momentos en que se deciden los liderazgos que habrán de renovar a la actual estructura burocrática y política de Zacatecas.
Y no se observa aún al líder y el discurso que encabezará la estrategia electoral en los comicios que este año se llevarán a cabo en el estado.
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