Por Juan Gómez (@juangomezac)
Director general de Pórtico Online
Este domingo se realizó un debate –el único- entre los siete aspirantes a gobernar Zacatecas. Hubo de todo, cuestionamientos, acusaciones, ataques, desmentidos, aceptación de culpas, titubeos, tensión, nerviosismo.
El debate es una herramienta democrática que en los últimos 20 años se ha usado durante los procesos electorales, con la finalidad de que los candidatos(as) presenten sus propuestas y compromisos al electorado, a fin de éste se forme un criterio más completo sobre la visión y la personalidad de los aspirantes a gobernar el estado.
Sin embargo este instrumento constituye sustancialmente para los participantes en los procesos electorales, una herramienta estratégica no solo para poner sobre la mesa de transmisión su visión de gobierno, sino para persuadir al electorado y evidenciar las debilidades y contradicciones de su(s) oponente(s).
El debate que organizó y coordinó el Instituto Electoral del Estado de Zacatecas (IEEZ) este domingo, mostró la preparación, la visión, el temperamento y la capacidad de improvisación de los participantes, pero también la estructuración del discurso y la priorización de los compromisos.
Desde mi punto de vista hubo dos participantes que aprovecharon estratégicamente su participación en el debate y que ello les redundará en un crecimiento en su preferencia electoral: Marco Antonio Flores (líder de la Banda Jerez), candidato del Partido Encuentro Social y Alma Rosa Ollervides, candidata independiente.
El jerezano llegó vestido de ranchero, con tejana negra y un chaleco antibalas que ha utilizado en su campaña electoral para evidenciar el clima de inseguridad en el estado. Habló como se expresa la gente del pueblo y reiteró su preocupación por la inseguridad en Zacatecas, en donde las ejecuciones y balaceras están a la orden del día.
Si hay seguridad habrá un clima propicio para invertir, fue su argumento.
Alma Rosa Ollervides, candidata independiente se apoyó de algunas fotografías y copias de publicaciones para arremeter en contra de David Monreal Ávila, candidato de Morena y de Alejandro Tello Cristerna, de la alianza Zacatecas Primero (PRI, Verde, Panal). A este último logró desestabilizarlo con sus acusaciones y cuestionamientos.
El aspirante priista hizo a un lado su compromiso de hacer un debate de propuestas y no de ataques, no solo para responder a la candidata independiente –que vaya a presentar su denuncia a un Ministerio Público, tengo las manos limpias y estoy a sus órdenes, le dijo-, sino para atacar a David Monreal, a quien le planteó que su familia está en el poder y en la política zacatecana desde hace 38 años, cuando su hermano Ricardo entró a la vida pública.
A su vez David Monreal se mostró nervioso, sobre todo al principio, apegado al texto que llevaba y fue en dos ocasiones reconvenido a suspender su intervención porque su tiempo había terminado. No contraatacó a sus cuestionadores, fue cuidadoso, pero no pudo evitar ser, junto con Tello, el más cuestionado por los participantes en el debate.
La candidata del Partido del Trabajo, Magdalena Núñez Monreal se mostró sobria en sus expresiones pero contundente en sus señalamientos. Convocó a las mujeres a tener una mayor participación en la política y fue la primera en mostrar un compromiso financiero con la Universidad Autónoma de Zacatecas. Comprometió, por ejemplo, el 2% del presupuesto para la Máxima Casa de Estudios de Zacatecas.
Rafael Flores Mendoza de la coalición PRD-PAN no logró conectar con el auditorio. Sus expresiones autosuficientes –“soy el más preparado”- se contradijeron con la aceptación del error de remodelar arbitrariamente el Jardín principal de Guadalupe, cuando señaló que debió ampliar la consulta ciudadana. O sea, escuchar a los guadalupenses cuando fue presidente municipal de esa demarcación.
¿Quién ganó el debate?
Algunos se autoproclaman vencedores pero se engañan a sí mismo. Muestran una vieja herramienta que hoy día no funciona. Otros son más son cautos y evitan pronunciamientos triunfalistas. Bajan el perfil y, puede intuirse, optan por otra estrategia para obtener votos y debilitar a su contrincante.
Algunos se refugian en su familia y muestran una foto con sus hijos pequeños, para manifestar la unidad familiar.
Insisto, el debate es un escaparate y es un efectivo vehículo de comunicación con la sociedad, con el electorado, que sirve para razonar el voto y tomar una decisión que podría ser confirmada o retirada de la urna.
Después del debate vendrán otros debates, los de la calle, los que se darán en casa, en el restaurant, en el café, en el bar y que correrán en las redes sociales y en los medios de comunicación abiertos.
Pero sobre todo, el debate es una estrategia que debe ser aprovechada por quienes participan en un proceso electoral, y por lo que se ve, algunos no la aprovecharon convenientemente.
Pero más que ganar el debate lo más importante es ganar la elección en los procesos electorales.
Al tiempo.