Zacatecas cumple 23 años de haber sido designada Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la Unesco, lo que en su momento puso de relieve los esfuerzos que emergieron de la sociedad civil en la preservación de su arquitectura.
El consenso social le otorga un reconocimiento especial a Don Federico Sescosse Lejeune por su visión, por su amor a Zacatecas, pero también por el celo por la preservación que en ocasiones lo hizo caer en excesos contra propietarios de fincas y edificios.
Esta lucha que dio Federico Sescosse, a veces de manera arbitraria, le hicieron ganar simpatías pero también enemigos que cuestionaron y reprobaron las formas para preservar la imagen del centro histórico.
En la actualidad la realidad es muy distinta. El colonial centro histórico de Zacatecas luce en cierto modo en el abandono, y la política de conservación de sus barrocos monumentos en el cajón de la burocracia y del olvido.
Decenas de fincas no solamente están en el abandono sino en una situación de precariedad, en riesgo del derrumbe y venirse abajo, a causa del tiempo y de las lluvias que azotan recurrentemente en los últimos años en la ciudad.
Decenas de bares y cantinas inundan las calles, plazuelas y callejones del centro histórico, cada vez más despoblado por sus habitantes que antiguamente le dieron vida e historia.
Hoy el ruido de los autos y su invasión en las calles por la noche; la suciedad de sus plazuelas y bfanquetas; la inseguridad, son los personajes que deambulan cotidianamente frente a la pasividad y a veces complicidad, de las autoridades estatales y municipales.
Por otro lado como parte de la proyección de Zacatecas en el consorcio de las ciudades patrimonio de la Humanidad, la entonces gobernadora Amalia García Medina gestionó y logró abrir una oficina regional de la Unesco en la capital zacatecana, pero la anterior administración estatal de Miguel Alonso Reyes no le dio importancia y solo la mantuvo de manera emblemática. Sin embargo durante la actual administración esta oficina permanece acéfala, sin dirección.
Las autoridades deben pasar del discurso y de los lugares comunes, a un verdadero compromiso con la preservación del Centro Histórico zacatecano.
Menos discurso y simulación y más acciones de largo plazo y sobre todo, cariño por Zacatecas.