Pekín y otras ciudades del norte y el centro de China se despertaron envueltas en una espesa niebla de contaminación este lunes, que obligó a las autoridades a demorar decenas de vuelos y a cerrar autovías.
La Oficina Municipal de Protección Medioambiental de Pekín amplió tres días más una “alerta naranja” por fuerte polución. Las previsiones anteriores apuntaban que el aire contaminado de la capital se disiparía el lunes.
La “alerta naranja” es el tercer nivel de alerta de los cuatro existentes en el país, el último antes de la “alerta roja”.
El domingo, 25 ciudades emitieron la máxima advertencia por smog, que incluye la orden de cerrar fábricas, escuelas y obras.
Las lecturas de contaminación atmosférica en las ciudades del norte de China están varias veces por encima del nivel considerado seguro por la Organización Mundial de la Salud, de 25 microgramos por metro cúbico de PM 2.5, una diminuta partícula tóxica que daña el tejido pulmonar.
El lunes por la tarde, las mediciones superaban los 400 en varias ciudades de la región de Hebei.
Las autopistas de Shijiazhuang, la capital de Hebei, y de más de media docena de ciudades están temporalmente cerradas según los avisos publicados en el microblog oficial de la policía de tránsito de la región norteña.
Más de 300 vuelos que tenían que despegar de Tianjin, también en el norte, fueron cancelados el domingo por la mala visibilidad.
Las autoridades movilizaron equipos de inspectores para controlar las fábricas contaminantes, según reportes.
Desde años, China tiene una de las peores contaminaciones atmosféricas del mundo, achacada a su dependencia del carbón para obtener energía y para las fábricas, además de a un exceso de coches viejos y poco eficientes en sus carreteras.