A unas cuantas de que el presidente visite por octava ocasión al estado y la primera vez gobernado por Morena, encontrará una entidad sumida en una dinámica de violencia sangrienta, sin recursos para el cierre de un año que ha golpeado a maestros y servidores públicos y un gobernador que con solo 12.7 por ciento de aceptación ciudadana.
Los acontecimientos que muestran una escalada de violencia ha generado el desplazamiento de agricultores y comerciantes de algunas comunidades zacatecanas y la aparición de cuerpos colgados en puentes y árboles, no ha podido ser contenida por el actual mandatario David Monreal Ávila, quien lo único que ha hecho es aceptar la renuncia de Arturo López Bazán en la Secretaría de Seguridad Pública, y nombrar al general en retiro, Adolfo Marín Marín.
Por otro lado la tardía gestión de recursos ante la federación del mandatario estatal, profundizó la falta de liquidez para el pago de salarios a maestros y burócratas, cuya respuesta fue la implementación de un plan de retiro voluntario para despedir, sin el respeto a la normatividad laboral, a un número importante de servidores públicos, muchos de los cuales iniciaron la defensa de sus derechos.
La visita presidencial ha generado una expectativa entre la ciudadanía que está atenta al apoyo que el Jefe del Ejecutivo dará al estado, pero también que conozca personalmente la crisis que impera en la conducción gubernamental.