Si aún eres de las pocas personas que no ha visto este documental en Netflix, corre a verlo antes de que empieces a buscar el regalo perfecto para “el novio perfecto”.
En estas fechas cercanas al 14 de febrero, todos los valentines y valentinas están casi casi obligados a darle una repasada a la forma en que ahora nos conectamos en un sentido romántico con la pareja.
Si bien la pandemia nos obligó a buscar la forma de hacer “match” desde el aislamiento, no fue una novedad este tipo de aplicaciones pues desde hace varios años, Tinder y otras aplicaciones de citas han sido la nueva forma de encontrar pareja y conocer nuevas personas.
No es sorpresa que en pocos días, “El Estafador de Tinder” se haya colocado en el Top 10 con 46 millones de horas vistas tan solo en América Latina y contando, pues seguramente muchos y muchas se han sentido identificados con la historia de amor, romance, estafa y pérdida de dinero a manos llenas.
¿Qué lecciones nos deja Simon Leviev como el “Estafador de Tinder?
La primera gran lección es el poder de las redes sociales para “crear” vidas inexistentes, personajes que sólo corresponden a ideales superficiales en el imaginario colectivo. Cualquier que vea una vida llena de lujos, viajes y selfies alrededor del mundo, se imagina en su cabeza que es la personificación del éxito.
Estamos tan acostumbrados ya a los filtros, las fotos con retoque, que es muy sencillo inventarse un personaje y una vida entera que no existe sino en el cabeza del otro, de ese que ve el Instagram y envidia los atardeceres en las mejores playas del mundo, la comida francesa en una cena romántica y el glamour que eso signifique.
La primera gran lección es que vivimos en dos mundos: el real donde todos despertamos con el cabello alborotado y la otra muy distinta que “colgamos” en redes.
Con este mundo virtual, es fácil nublar los sentidos para percibir el verdadero valor de la realidad y en cambio, perderse en un mundo de fantasía se vuelve cada vez más sencillo.
La segunda lección que nos deja este escalofriante documental es que seguimos manteniendo un “ideal” utópico de lo que es el amor romántico. Ese que todavía prevalece en el gusto de las mujeres por tener una relación salida de cuento de hadas.
Los impactantes testimonios de estas mujeres víctimas de Simon, nos paran los pelos de punto al enterarnos que no importa el nivel de educación que tengas o si vives en un país de primer mundo, estas mujeres siguían manteniendo un ideal de hombre y de relación en sus cabezas que, el estafador aprovecha para decir y hacer exactamente lo que “cualquier mujer” quisiera experimentar.
Recordemos que el manipulador profesional siempre te dirá lo que quieres escuchar y cuando ya estás involucrada, te hará sentir sentir que sólo tú tienes la forma de hacerlo sentir bien, te aplicará el chantaje emocional y te pedirá cosas que están fuera de lo que comúnmente harías por alguien, ni siquiera por ti misma: pedir prestado, mentir, escaparte, estar en contra de tu familia o amigos y cualquier conducta que te aleje de tu mundo y te lleve al suyo.
La última y más impctante lección es que las leyes de los países en todo el mundo no están preparados para aplicar algún castigo en contra de fraudes hechos “en nombre del amor”. No hay legislaciones vigentes en contra de este tipo de fraude y las penalizaciones pueden ser hasta ridículas en comparación de los miles de dólares que perdieron las víctimas.
Sin afán de hacer spoiler, sólo quiero concluir que este documental devela una realidad cruda en todo el mundo: el fraude como modus vivendi y la falta de legislación para poder castigar a quien roba miles de miles de dólares, dejando sin patrimonio al defraudado y en el peor de los casos envían a la víctima al manicomnio o al panteón.
No fue hasta que este documental se hizo viral en todo el mundo que Instagram canceló la cuenta de Simon Levy con lo que queda claro que el poder de las redes sociales funciona en ambos sentidos: crea y destruye de la misma forma cruel y cruda a las personas.
Tres cosas que siempre debes recordar
El AMOR duradero se construye todos los días en equipo de dos.
Jamás alguien que te aprecie te pedirá que pongas en riesgo tu seguridad física o económica.
Si sientes que estás cayendo en alguna conducta riesgosa pide ayuda profesional, alguien fuera de tu vida que te dé un punto de vista objetivo.