Por Juan Gómez
En solo cinco años, el reelecto dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, logró desvencijarlo, borrarlo de las entidades que gobernaba y dejarlo solo con dos, Coahuila y Durango, ante la sumisión vergonzosa de los priistas comparsas que hoy le levantaron la mano.
Este domingo el PRI selló su sentencia de “muerte súbita” con la toma de protesta de Alejandro Moreno Cárdenas (“Amlito), quien protagonizó la escena más rídicula de cooptación del Consejo Político Nacional y la complicidad del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, quien le permitió la modificación a los estatutos, para estar al frente de ese partido hasta el 2032.
El campechano expulsó y excluyó a todos aquellos que se opusieron a su reelección, sin importar trayectorias. Nada por encima de sus intereses.
En el 2019 el PRI empezó a hundirse con su proceso de renovación en la dirigencia nacional, cuando el doctor José Narro Robles, anunció su renuncia a la militancia priista, luego de denunciar que no se respetaron acuerdos con la militancia, durante el proceso de elección de la dirigencia nacional que, finalmente, quedó en poder de Moreno Cárdenas.
Atrás del doctor Narro, se fue Ivonne Ortega Pacheco, la ex gobernadora de Yucatán, tras su derrota con Alito.
La mazorca tricolor se fue desgranando con la expulsión de Miguel Ángel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu, Nubia Mayorga, Jorge Carlos Ramírez Marín, Eruviel Ávila y Omar Fayad, quien entregó el estado de Hidalgo que gobernaba a Morena para obtener una embajada en Noruega.
Las maniobras para reelegirse le han ganado fuertes críticas y serios cuestionamientos por parte del ex candidato presidencial, Francisco Labastida, de los ex dirigentes priistas, Dulce María Sauri, Pedro Joaquín Coldwel y Enrique Ochoa, entre otros.
En el 2019 el PRI gobernaba en 12 entidades y en la actualidad solo lo hace en dos, como mencioné líneas arriba, pero gracias a las coaliciones que logró con el PAN.
Cuando el 18 de agosto de 2019 rindió protesta al frente del Partido Revolucionario Institucional, Alejandro Moreno Cárdenas dijo: “quiero que mi presidencia al frente del Partido marque el inicio de una nueva etapa del priismo”.
Moreno Cárdenas también afirmó:
Para el PRI ser oposición es coyuntural y regresar a gobernar es nuestro destino. A los priistas nos gusta ganar y por eso, vamos a ganar”.
Los aplausos resonaron estrepitosamente en donde hoy hubo silencio y aplausos tímidos, sumisos, en su reelección. Hoy los resultados que entrega son desastrozos, pero la sumisión de los priistas y el secuestro del partido, le permiten seguir al frente de un partido en la frontera de la extinción.
Alito, el impresentable, ha sido el peor dirigente que ha tenido el PRI en toda su historia. Ha perdido todo y ha sido el más autoritario, excluyente y ordinario de la clase dirigente de su partido que hoy está a un tris de su desaparición.
El dirigente reelecto convertirá al PRI en un satélite más de Morena, para poder mantenerse conn la respiración de boca a boca que pretende recibir de Claudia Sheinbaum, la virtual presidenta electa.
La desbandada de priistas en la LXVI legislatura y en el Senado de la república la empezaremos a ver a partir del 1 de septiembre.
No hay duda. No hay partido. No hay liderazgo.
Al tiempo.
@juangomezac