Uruguay está más cerca de ser el primer país de toda América en legalizar el cultivo y venta de marihuana, luego de que el jueves su Cámara de Diputados aprobó un polémico proyecto de ley presentado por el gobierno izquierdista, que ahora pasa al Senado.
La cámara baja aprobó el proyecto con los 50 votos del oficialismo sobre un total de 96 diputados presentes, ante lo cual el público que seguía el debate desde las gradas estalló en aplausos. La norma pasa ahora al Senado, donde el gobierno del ex guerrillero José Mujica también tiene mayoría.
El texto, que entre otras cosas permite a los consumidores cultivar sus propias plantas, es básicamente el mismo que legisladores del gobierno del Frente Amplio de izquierda presentaron en noviembre a la Comisión de Adicciones de la Cámara de Diputados, dijo a The Associated Press el diputado oficialista Sebastián Sabini, uno de sus redactores.
“Tiene algunos ajustes que apuntan a fortalecer el tema educativo y la prohibición de conducir bajo los efectos del cannabis”, declaró.
“Van a existir clubes de autocultivo y también se podrá comprar marihuana a través de las farmacias” producida a gran escala por privados, agregó.
El proyecto aprobado en diputados determina que los clubes de autocultivo podrán tener hasta 45 socios. También fija en 40 gramos la cantidad mensual máxima de marihuana que se podrá comprar en una farmacia, y en seis el máximo de plantas que se podrá tener en un domicilio. Para controlar que estas normas se cumplan se creará un registro de consumidores, cuya identidad será protegida por ley.
El texto crea el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca), que tiene potestad de dar licencias a privados en la cadena productiva y en los diferentes usos, sea recreativo, medicinal o industrial.
El Ircca “sería similar al organismo que controla la industria del vino. El vino en Uruguay está muy bien controlado. Y les aseguro que producir vino es bastante más difícil que producir cannabis”, dijo Sabini ante la Cámara de Diputados al defender el proyecto.
“Nuestro país tiene una amplia experiencia en la regulación de mercados”, añadió. “¿Qué produjo la ley seca en Estados Unidos? Miles de muertos y detenidos, por no mencionar todos los aspectos relacionados a la mafia. En cambio nuestro país fue por otro camino, reguló el mercado del alcohol”, explicó el diputado oficialista.
Mientras, el diputado Gerardo Amarilla, del Partido Nacional (centro), criticó el texto ante sus pares. “Con las campañas que se emiten estos días defendiendo el proyecto se banaliza el consumo, se pierde percepción del riesgo de consumir esta sustancia”, dijo.
Las últimas semanas la ONG Regulación Responsable emitió distintas piezas contratadas por TV donde una médica, una madre y un abogado dan una opinión positiva sobre la legalización de la marihuana.
“Sabemos que la marihuana es una puerta de entrada” a otras drogas. “El 98% de los que hoy están destruyéndose con pasta base (de cocaína), empezó algún día con marihuana”, afirmó Amarilla.
El diputado opositor citó estudios de la facultad de Medicina de la Universidad de la República, en la que se mencionan problemas de adicción, depresión y cáncer asociados al consumo de marihuana. “Creo que aquí estamos arriesgando mucho, tengo la sensación de que estamos jugando con fuego”, declaró.
Actualmente es legal consumir marihuana en Uruguay pero es ilegal venderla, comprarla, producirla o incluso tener una planta. Muchos legisladores coinciden en que es necesario terminar con esta contradicción, algo que intenta hacer este proyecto.
Decenas de personas, muchas de ellas militantes pro-cannabis, seguieron el debate en el Congreso desde el sector dedicado al público. Otras tantas pusieron carteles con eslóganes mientras pasaban música reggae frente al Palacio Legislativo.
“La ley consagra una realidad que ya existe. El mercado de venta de marihuana existe desde hace mucho tiempo, pero en base a la ilegalidad, a comprarle a traficantes, en tener plantas en tu casa por las cuales te pueden meter preso” dijo Camilo Collazo, un estudiante de antropología de 25 años. “Queremos terminar con eso, sanear y regularizar la situación”, agregó Collazo, miembro de la organización ‘Pro-derechos’, a la AP.
El sociólogo Agustín Lapetina, asesor del Ministerio de Desarrollo Social en el tema drogas, dijo a la AP que uno de los objetivos del proyecto es “descriminalizar el cultivo y el consumo personal de marihuana”.
Laura Blanco, presidenta de la Asociación de Estudios del Cannabis del Uruguay, uno de los grupos promotores y asesores del proyecto, dijo que están “trabajando en la cuestión de la regulación” de la legalización.
“Hay que trabajar en todo este modelo para que sea viable, para que pueda ser una ley operativa 60 o 90 días después de aprobada”, dijo a la AP.
Por ejemplo “hay que regular la actividad de los clubes de autocultivo, la parte de responsabilidad legal, para que esto no se nos vaya de las manos”, explicó. Lo mismo ocurre con “las licencias a la producción, distribución y comercialización por empresas privadas”.
Según los sondeos la mayoría de la población está en contra de que se apruebe esta ley. El 63% de los uruguayos se opone al proyecto y sólo 26% está a favor, de acuerdo con una encuesta de la empresa Cifra realizada del 10 al 21 de julio a 1.021 entrevistados con un margen de error de tres puntos porcentuales.
El gobierno presentó públicamente su proyecto de legalizar la marihuana hace un año con el objetivo declarado de disminuir los delitos vinculados al narcotráfico.
El politólogo Gerardo Caetano dijo a la AP que la legalización de la marihuana es vista por los legisladores oficialistas “más que nada como un tema de derechos”.
El proyecto inicial del gobierno “era extraordinariamente poco conciso” y en el Parlamento se lo reelaboró por lo que “termina siendo un proyecto más que nada de los legisladores oficialistas”.
“El gobierno -el presidente, los ministros- veían a este tema sobre todo desde la perspectiva de la seguridad y el control del narcotráfico, y en cambio la mayoría de los legisladores oficialistas y los militantes lo ven desde una perspectiva de nuevos derechos. Y cuando uno enfoca algo desde el punto de vista de los derechos, el tema de la opinión pública y las encuestas deja de ser decisivo”, explicó.
El presidente Mujica dijo recientemente que nunca consumió marihuana. “Jamás en mi vida la probé ni tengo idea de lo que es”, afirmó, añadiendo que de todas formas hay muchos que sí consumen y por eso es necesario regular el tema.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, respaldó la propuesta del gobierno durante una visita la semana pasada. “Uruguay está en condiciones de transitar nuevos caminos”, dijo tras reunirse con Mujica.
“No tenemos ninguna objeción a que este proceso siga adelante. No lo acompañamos de manera abierta porque no tenemos el mandato de los países miembros” pero “el debate de la marihuana está abierto y va producir cambios en el corto plazo”, agregó.
El proyecto de ley que analiza Uruguay no generó “escándalo” en los países de la región, por lo que de aprobarse no provocará “ningún alboroto internacional ni mucho menos”, afirmó Insulza.
Por su parte, John Walsh, experto en política de drogas de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, opinó que “Uruguay parece encaminado, en las próximas semanas, a convertirse en la primera nación en los tiempos modernos que crea un marco legal y regulado para la marihuana”. Agregó que de este modo, el país “valientemente asumirá el liderazgo al establecer y probar una alternativa convincente al paradigma prohibicionista”.