Organismos de Naciones Unidas estimaron que al menos 11.3 millones de personas fueron afectadas por el tifón Haiyan, por lo que ante la magnitud de la tragedia el organismo lanzó un llamado humanitario de 301 millones de dólares para fondear sus operaciones de socorro.
De los 11.3 millones de afectados por el tifón, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) calcula que 40 por ciento son niños y alertó que un tercio de ellos padecen malnutrición crónica por lo que necesitan urgentemente alimentos, agua potable, saneamiento y medicinas.
En rueda de prensa conjunta en Ginebra la portavoz de UNICEF, Marixie Mercado, subrayó que “en estos momentos la prioridad es alimentos, agua potable e higiene” y reconoció que el mayor desafío para poder distribuir la ayuda es el acceso a ciertas zonas en las que es imposible llegar por la magnitud de la destrucción.
Este martes llegará a Filipinas un avión de UNICEF con 60 toneladas de ayuda, incluyendo tiendas de campaña, medicamentos y sistemas para purificar el agua, pero es difícil poder coordinar la ayuda por la gran cantidad de pequeñas islas devastadas en un país que está formado por siete mil cien islas, explicó.
Por su parte, el portavoz de la Oficina de la ONU de Coordinación Humanitaria (OCHA), Jens Laerke, señaló que de las personas afectadas por el tifón al menos 673 mil perdieron sus hogares y se encuentran desplazados, pero “los números pueden cambiar conforme se tenga un mejor entendimiento de la situación”.
Laerke llamó al público en general a visitar el sitio web de OCHA en donde se pueden encontrar las indicaciones para que los interesados puedan hacer donaciones para los afectados las cuales no necesariamente tienen que ser económicas pues hay muchas otras formas de ayudar.
Cuatro días después del paso de uno de los tifones más potentes de la historia del país, las agencias de la ONU hacen lo posible por evaluar la situación.
Haiyan arrasó todo a su paso con vientos de 300 kilómetros por hora y olas de hasta cinco metros parecidas a las de un tsunami y todavía temen “lo peor” en las zonas más afectadas, principalmente las islas de Leyte y Samar.
En lo que respecta a la cuestión hospitalaria y atención médica el portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tarik Jasarevic, dijo que varios hospitales quedaron totalmente destruidos y en la ciudad de Tacloban solamente “uno” esta en funcionamiento, “pero presenta serios daños estructurales”.
La OMS ayudará al ministerio de Salud de Filipinas a coordinar toda la ayuda médica del exterior para socorrer a personas que se encuentran en las zonas tocadas por el tifón ya que “dada la destrucción de la infraestructura médica la primera prioridad es acondicionar centro médicos”.
“Existe una significativa necesidad de ayuda sanitaria”, enfatizó.
“Por ejemplo, se espera que en el próximo mes nacerán unos 12 mil bebés en las zonas afectadas y se necesita proveer de ayuda médica a las embarazadas”, indicó.
A su vez la portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Elisabeth Byrs, subrayó que enfrentan un enorme “desafío logístico y una pesadilla” para poder distribuir alimentos a miles de personas que están en lugares inalcanzables y que no tienen acceso a alimentos, ni agua potable para subsistir.