“Felicitamos a Haidar al Abadi por su designación y lo exhortamos a formar un gobierno y un programa de envergadura nacional tan rápido como sea posible”, escribió en su cuenta de Twitter Brett McGurk, el diplomático del departamento de Estado encargado de Irak e Irán.
En Bagdad, meses después de las legislativas del 30 de abril, el presidente Fuad Masum encargó a Haidar al Abadi que forme un nuevo gobierno en una breve ceremonia transmitida en vivo por la televisión.
“El país está ahora en sus manos”, le dijo Masum a Al Abadi.
Poco antes, el bloque parlamentario del partido chiita Alianza Nacional había presentado la candidatura de Al Abadi, actual vicepresidente del parlamento, para remplazar al primer ministro Nuri al Maliki.
Nacido en 1952 en Bagdad en 1952, Al Abadi tiene un doctorado de la Universidad de Manchester.
La constitución iraquí estipula que el presidente iraquí debe encargar formar gobierno al candidato del principal bloque del parlamento, pero la disputa jurídica consistía en determinar si este bloque es la coalición Estado de Derecho de Maliki o la más amplia Alianza Nacional.
El domingo por la noche, Maliki había anunciado su intención de interponer querella contra el presidente por violación de la Constitución.
El anunció provocó la ira de Estados Unidos que exhortó a Maliki a no sumar una crisis política a la actual situación de emergencia militar y humanitaria.
En el terreno, la situación humanitaria sigue siendo catastrófica en el norte de Irak, con cientos de miles de personas desplazadas por el avance yihadista. Entre los refugiados hay numerosos cristianos que huyeron de Mosul, segunda ciudad del país en manos de los yihadistas desde junio, y la localidad cristiana de Qaraqosh, tomada por el EI la semana pasada.
La minoría kurdohablante y no musulmana de los yazidíes está también amenazada desde la toma de Sinjar, uno de sus bastiones. Atrapados en las áridas montañas de sus alrededores, miles de yazidíes tratan de sobrevivir al hambre y a los yihadistas.
La Liga Árabe acusó el lunes a los yihadistas de perpetrar “crímenes de lesa Humanidad” al perseguir a los yazidíes.