Por Elena Anatolievna Zhizhko
La escuela hoy se enfrenta a un contexto de constantes transformaciones y enfrenta el reto de adecuar sus contenidos y formas de enseñanza para poder atender a los alumnos que ingresan a las aulas con numerosas necesidades de comunicación. Busca desarrollar las prácticas sociales del lenguaje para que así como se realizan en la escuela, los alumnos las puedan aplicar en la vida cotidiana.
En el nuevo paradigma educativo, la comunicación educativa se concibe como una nueva perspectiva científica cuyo término prefigura el campo académico de investigación y práctica de los procesos de producción, transmisión, procesamiento y adquisición de información en tanto que procesos de aprendizaje. La comunicación educativa va mucho más allá de los medios de enseñanza-aprendizaje, toda acción comunicativa en espacios se realiza con un objetivo de reproducir o desarrollar ecosistemas educativos. Con esto de entiende que la adquisición de un idioma está ligada a las interpelaciones comunicativas que tenga el sujeto dándole un sentido sociocultural a la adquisición de esta.
En palabras de González (1998), “[…] la comunicación puede entenderse como interacción, intercambio, diálogo, como vida en sociedad, todo esto está relacionado indisolublemente con las necesidades productivas del sujeto y no puede existir sin el lenguaje. Comunicación es el pensamiento compartido” (González, 1998, p. 89).
La comunicación, como menciona este autor, es dirigida, planificada y controlada. Se planifica porque primero se concibe lo que va a construir el mensaje; es dirigida porque este proceso no es espontaneo, sino que se organiza y estructura; y es controlado porque se pueden medir sus efectos durante el proceso y se puede interactuar sobre ella para mejorar.
Si se relacionan estas características de la comunicación con la habilidad oral en la lengua, se puede expresar entonces que es posible crear componentes para involucrar en una determinada producción oral de los estudiantes y que lleve implícito un conjunto de peculiaridades como el uso de la norma culta para hacer esa comunicación mucho más acertada y así lograr que los alumnos produzcan en la actividad oral y calculen los efectos de modo que se apropien y pongan en práctica las competencias comunicativas que los deben caracterizar. Según la SEP, las prácticas sociales están constituidas por los diferentes usos del lenguaje que permiten a los alumnos la comunicación oral o escrita: recibir, transmitir y utilizar la información; la representación, la interpretación y la comprensión de la realidad; la construcción y el intercambio de los conocimientos; la organización y autorregulación del pensamiento; las emociones y la conducta; entre otros.
Las prácticas sociales del lenguaje se contextualizan en condiciones cotidianas dadas, usando el inglés como elemento catalizador para la comunicación, por lo que los alumnos obtienen los conocimientos necesarios para comprenderlo y utilizarlo vinculando ambientes que interrelacionan su vida familiar, comunitaria y académica (SEP, 2011, p. 51)
Éstas cambian a lo largo del tiempo: la forma de comunicarnos mediante la lengua oral es distinta a la que utilizaban nuestros abuelos, asimismo, las formas de comunicación escrita a través de los medios electrónicos se transformaron de manera extraordinaria.
Según Pacheco y Vázquez (2006), existen cuatro dimensiones en la competencia lingüística, las cuales abarcan la noción de una situación comunicativa ideal para el aprendizaje del idioma inglés:
- Competencia gramatical lingüística: la didáctica de la lengua debe atender al dominio de las estructuras lingüísticas del idioma de forma gradual sistémica, favoreciendo al estudiante la capacidad no solo de dominar la realidad, sino también de predicar sobre ella a partir del conocimiento previo que posee de las diferentes estructuras lingüísticas que reintegran el sistema hasta lograr la creación de un todo coherente de intención comunicativa.
- Competencia sociolingüística: la actividad lingüística es eminentemente social y este carácter es el que establece un uso restrictivo al proceso de la comunicación, en dependencia de las situaciones comunicativas en que se desenvuelve.
- Competencia discursiva: dentro de los niveles constructivos del texto aparecen los sintagmas con una función básicamente denominativa: la oración.
- Competencia estratégica: se relaciona con la capacidad que desarrolla el estudiante al elaborar la estrategia de comunicación para iniciar, continuar y finalizar el proceso comunicativo. El educando es capaz de cumplir una función comunicativa dada y desarrollar así la capacidad de comprender, analizar y recrear el texto a favor del desarrollo de la competencia comunicativa.
Las prácticas sociales del lenguaje enfrentan el desafío de superar las prácticas tradicionalistas de transmisión del conocimiento con base en la repetición de conocimientos para que los niños se lo gravaran memorísticamente sin buscar que ellos encuentren la forma de adquirir los conocimientos como mejor lo entienden. Con el uso de estas prácticas no se cumple uno de los propósitos básicos de la enseñanza del inglés que es desarrollar competencias comunicativas y lectora que permitan al estudiante expresar pensamientos, emociones, vivencias y opiniones; dialogar y resolver conflictos; formar un juicio crítico; generar ideas y estructurar el conocimiento; dar coherencia y cohesión al discurso; disfrutar el uso estético del lenguaje; y desarrollar la autoestima y la confianza en sí mismo.
Comunicación (del latín communicatio, de communico, “hacer común, unir”) es un fenómeno inherente a la vida humana (o cualquier ser vivo), una forma específica de interacción en el proceso de la actividad física o cognitiva, el modo de transferir la información sobre el ambiente circundante (Diccionario Enciclopédico Soviético, 1990, p. 617). Asimismo, Britannica Concise Encyclopedia define este concepto como la transmisión de información de un ser vivo a otro a través de las señales visuales, sonoras, táctiles, comportamiento, olfato, sabor, impulsos eléctricos (Britannica Concise Encyclopedia, 2009, p. 898); y el Diccionario de la Real Academia Española, como acción y efecto de comunicarse, destacando que la raíz latina del término, el vocablo communis, significa “recibido y admitido de todos o de la mayor parte”.
Comunicación es una herramienta esencial (a la par con caminar en dos pies, el fuego, etc.) que hizo al hombre: comunicándose, el humano pudo transmitir su experiencia al otro, se convirtió en un ser social.
Hay distintas maneras de comunicarse: usando los códigos lingüísticos (de forma verbal o escrita) o lenguajes corporal, matemático, musical, así como las expresiones faciales; a través de los gestos, del comportamiento; de forma visual (fotos, pinturas, libros, textos escritos en general), auditiva (música, notas de voz, radio, audiolibros), audiovisual (videos, televisión, cine), entre otras.
La comunicación fue el objeto de estudio principalmente de los sociólogos, pero también se interesaron por este fenómeno los filósofos, los lingüistas, los economistas, los psicólogos, los matemáticos, los politólogos.
El análisis de los trabajos de diferentes autores que definen el fenómeno de comunicación, muestra que su conceptualización varía dependiendo de la posición epistemológica de cada científico (conductismo, estructuralismo, positivismo, pragmatismo, constructivismo, teoría crítica, etc.). Basándose en las definiciones estudiadas, comprendemos la comunicación como un fenómeno tanto psicofisiológico como social, cuya ejecución obedece a las reglas estrictas de un sistema.
Como fenómeno psicofisiológico, la comunicación ocurre gracias a la participación de distintos órganos y sistemas del cuerpo humano (neurobiológico, sensorio-motor, metabólico-hormonal, anátomo-fisiológico, físico-acústico, psicológico). La emisión y recepción del sonido es consecuencia de la interacción de diferentes sistemas motrices, sensitivos y hormonales controlados y regulados por el sistema nervioso central y periférico. Fisiológicamente hablando, el acto comunicativo depende de varios factores: el sistema de receptores sensoriales (visión, audición, tacto, vibraciones, barreras fisiológicas, etc.); el mecanismo de la emisión sonora (fisiología muscular fonatoria, resonadora y facial); el nivel de desarrollo de los mecanismos mentales de comunicación; la memoria; el pensamiento; el lenguaje, etc.
La naturaleza social (cultural, semiótica) de la comunicación se expresa en el hecho de que se ejecuta en el marco de un sistema de interacción, siempre persigue un fin, trata de persuadir, lograr algo, siempre acontece en el marco de las normas o valores de la sociedad, siguiendo reglas particulares basadas en el lenguaje (gestos, actitudes, comportamiento, etc.). Puede ocurrir a niveles intrapersonal, interpersonal, grupal, organizacional, masivo. Está pendiente de varios factores, en particular, la distancia física y emocional entre los que se comunican; los códigos compartidos; el objetivo del acto comunicativo particular.
Asimismo, como sistema, el acto comunicativo se organiza siguiendo un esquema preciso, en el cual todos los componentes son de igual importancia y juntos determinan la calidad del proceso: la fuente de información (de donde parte la información); el mensaje que es cualquier secuencia de un conjunto finito de signos; el transmisor que puede ser la persona que emite las señales (el emisor) con sus habilidades de comunicación, actitudes, conocimientos, sistema social, cultura; y/o el aparato tecnológico encargado de la emisión de señales que dispone la fuente, las cuales constituyen un mensaje; el canal o conducto físico (vista, gusto, tacto, oído, olfato) por el que discurren las señales (el medio de transporte del mensaje), y que posee una capacidad determinada respecto a la naturaleza y densidad de las señales que por él circulan; la fuente de ruidos, señales ajenas a la fuente de información que interfieren el paso de las otras por el canal o la recepción de las señales por el receptor; el contexto o conjunto de circunstancias temporales, espaciales y socioculturales que permiten que el receptor comprenda el mensaje; el receptor quien recibe las señales y las descodifica, traduciéndolas a otro sistema para poder entenderlas dependiendo de sus habilidades de comunicación, actitudes, conocimiento, sistema social, cultura; el destino o punto final del proceso de transmisión.
Importa señalar que los signos de los que se compone el mensaje, en la mayor parte de actos comunicativos, pueden representar entidades de tipo lingüístico aunque no estrictamente, ya que los signos comunicativos no necesariamente tienen que constituir palabras, letras o fonemas, también puede ser un conjunto finito de signos distinguibles que se combinan de acuerdo a cierta combinatoria (gestos, actitudes, etc.). De ahí que un mensaje se caracteriza por tener un código, un contenido, un estilo y cierta forma o tratamiento (Wood, 2004).
La instancia en que se crea la comunicación, es el emisor (o el codificador). Este proceso complejo inicia en el sistema neurobiológico del sujeto con la “ideación” de lo que quiere manifestar (conceptos, intenciones, emociones, etc.): primero recurre a su memoria en busca de los signos que constituyan las ideas y representa a sí mismo la imagen de estas ideas; en seguida, las codifica en un sistema de símbolos (mismo que deberá ser compartido por quien recibirá el mensaje); después elige la fuente de transmisión de la información y se produce la orden motora. Si el comunicado es verbal, la corteza cerebral da la orden para que se emitan las palabras y se transmite el mensaje; si no es verbal, se darán otras órdenes respecto al uso de otros signos/señales o fuentes de emisión.
Una vez habiendo elegido la fuente de transmisión, el emisor selecciona el canal por el que enviará las señales codificadas (físico o tecnológico) para que éstas lleguen a un receptor quien, a su vez, descodifica la estructura recibida. Para que el mensaje sea efectivo y cumpla con el objetivo de quien lo emite, debe ser transmitido con un mínimo de errores y tener el mínimo de interferencias (ruidos) en su camino. Además, depende de distintas formas en que el emisor puede emitir o tratar los mensajes, así como del grado de conocimiento que tiene sobre lo que transmite, las características de su receptor, sus propias actitudes.
El receptor analiza y “traduce” las señales de modo que obtenga la idea del mensaje (o decodifica una cadena finita de señales producidas mediante reglas precisas de combinación a partir de un código dado). La codificación y la decodificación dependen de la cultura, la experiencia, los conocimientos, el medio socioeconómico de los actores implícitos, así como múltiples factores que conforman el contexto y no son estáticos. Finalmente, el receptor envía la retroalimentación y el proceso se reanuda o finaliza.
Cabe recordar que a nivel interpersonal la comunicación cumple con varias funciones que se agrupan en dos tipos:
Las funciones expresivas:
- Afectiva (emotiva o expresiva) que sirve para relacionarse emocionalmente con los demás, manifestando sentimientos, afectos, admiración, deseos, etc.
- Valorativa cuando el emisor otorga una carga calificativa en su mensaje, merced la cual los individuos pueden establecerse una imagen de sí mismos y de los demás.
- Conativa o apelativa cuando el emisor quiere llamar la atención al receptor.
- Fática o de contacto que se e utiliza para establecer contacto o cortar la comunicación.
- Poética o estética cuando se busca la belleza y el mensaje oral o escrito se cuida especialmente.
- Referencial (representativa) tiene como propósito describir un hecho de manera objetiva y se enfoca en el contexto de la comunicación (por ejemplo, el lenguaje científico).
Las funciones utilitarias:
- Persuasiva (o retórica) que se refiere al convencimiento del receptor para que acepte la idea, creencia, actitud, comportamiento del emisor bajo un propósito definido.
- Denotativa (o informativa) que sirve para comunicar datos que tengan interés y relevancia para el receptor. A través de esta función transmitimos la cultura, historia, experiencias, etc. (enseñamos y aprendemos).
- Reguladora para moderar la conducta de los demás y facilitar su adaptación a la sociedad.
- De entretenimiento para divertir y entretener al receptor.
Asimismo, a niveles grupal u organizacional, las principales funciones de comunicación son las siguientes:
- La de control para vigilar el comportamiento individual. Las organizaciones poseen jerarquías de autoridad y guías formales a las que deben regirse los actores institucionales (empleados, estudiantes, docentes, etc.); no obstante, esta función de control además se da en la comunicación informal de los actores (bromas, chistes, actitud irregular, etc.).
- La de cooperación o solución conjunta de problemas (diálogo para encontrar salidas enriquecedoras, que recojan lo mejor de cada punto de vista de los integrantes del equipo).
- La informativa que consiste en brindar la información requerida para evaluar las alternativas que puedan presentarse y facilitar la toma de decisiones.
- La de motivación o reforzamiento de un comportamiento deseado (esclarecer las metas, distribuir las tareas, explicar cómo optimizar el rendimiento, ensalzar el desempeño adecuado, retroalimentar sobre el avance hacia el logro de la meta, incitar el entusiasmo, etc.).
- La emocional que se expresa en la interacción con los demás, en el compartir de los fracasos y satisfacciones.
De manera que el análisis del fenómeno de comunicación permite aseverar que la comunicación en educación exige el desarrollo tanto en el docente como en el alumno de las siguientes capacidades y la apropiación de las siguientes habilidades y destrezas:
Capacidades psicofisiológicas:
- Poseer el sistema de receptores sensoriales (visión, audición, tacto, vibraciones, etc.); contar con el mecanismo de la emisión sonora (fisiología muscular fonatoria, resonadora y facial); tener desarrollados los mecanismos mentales de comunicación, la memoria, el pensamiento, el lenguaje, etc.
- Como emisor, saber codificar sus ideas en un sistema de símbolos; como receptor, saber analizar y decodificar las señales recibidas a partir de un código dado y retroalimentar el mensaje.
Competencias socioculturales:
- Tener habilidades comunicativas: hablar, escribir, leer, escuchar;
- Saber asumir responsabilidades; ser preciso, no dar su opinión de manera generalizada; ser transparente y actuar de manera natural; aceptar las críticas de manera constructiva y no destructiva;
- Siendo emisor, conocer bien lo que está transmitiendo, tomar conciencia de sus propias actitudes, saber las características de su receptor, considerar sus capacidades, necesidades, expectativas, intereses;
- Siendo receptor, saber escuchar activamente, conocer las características de su receptor, ser asertivo, paciente y tolerante.