Por Moisés Sánchez Limón
¿Sabrá el inquilino de Palacio que los periodistas también se mueren?
Usted cree que el licenciado presidente estará enterado de la crisis económica y de desempleo que enfrenta el gremio periodístico, los reporteros de verdad no los mercenarios que le sirven de lunes a viernes con preguntas a modo para descalificar, insultar y estigmatizar a quienes no comulgan con su credo decimonónico.
Y conste que él, en voz propia, se asume inocente y naco, sin reparar en el insulto que implica su referencia para la población de menores recursos, ésta que le dio su voto con la esperanza de salir de la pobreza mas a dos años de distancia sigue en el mismo hoyo de miseria, salvo una franja que recibe dinero para no protestar y permanecer como voto activo para cuando se requiera.
Dice que no lee periódicos temprano –como confesó en la mañanera de inicio de semana—pero asume estar enterado de lo que publicaron y adelanta que todos, todos, lo critican porque están en su contra.
¡Caray con los fantasmas del licenciado López Obrador!
Mire usted, retomo el tema de los periodistas, de mi gremio, de esta familia que como tal tiene de todo pero se niega a aceptar a esos personajes, mercenarios de la primera fila de las mañaneras, el pirata que es pirata y el sedicente vocero de millones de migrantes o la señorita güera que lo asume corredor keniano y estos que le arriman las preguntas como el que ayer le dio pie a la nueva andanada contra los periodistas clientes frecuentes de su retahíla de injurias.
Pero, vamos por partes.
Primero, a mis doce lectores ofrezco disculpas por hablar nuevamente de mis colegas. Hay quienes han muerto por enfermedades distintas al Covid, pero en esta temporada del terror de la pandemia, son más lo que han fallecido por ese mal.
De ahí mi pregunta inicial; aunque sin duda es mejor que el señorpresidente no dé su pésame a los deudos de mis amigos y colegas, como los entrañables Renato Trejo y Luis Enrique Mercado, porque pecaría de infame, oportunista e incongruente cuando su estilo de gobernar se ha sustentado en descalificar a periodistas y medios de comunicación.
Por supuesto, en el gremio no somos santos ni hay hermanas de la caridad, pero carente de conocimiento de una política de comunicación que lo vincule realmente con la población y se deje de baladronadas y victimizarse como “el presidente más criticado de la historia”, la relación prensa-gobierno sería otra, de respeto mutuo.
Y es que, una vez que ultrajó a la investidura presidencial y se instaló a pie de calle como bravucón de barriada, Andrés Manuel no puede demandar respeto. El que se ríe se lleva. Lo peor es que, en el tobogán del descrédito, cae su partido, Morena, al grado de que se trepó a la contienda en aras de evitar que a su Corporativo se lo lleve la tía de las muchachas en la elección intermedia y pierda la mayoría en la Cámara de Diputados.
Pero, estábamos en el caso de los periodistas, los fifís, machuchones, chayoteros, conservadores que antes callaban como momias y hoy se volvieron críticos y que también se mueren.
¿Ha escuchado que dé el pésame a las familias de mis colegas que han fallecido? Bueno, será porque no le acarrearía afinidades, como lo que ayer hizo –y ofrezco disculpas a los deudos del maestro–cuando le enteraron del deceso del músico y compositor Armando Manzanero.
En un acto melodramático, a punto de la lágrima, el licenciado aprovechó la situación para insistir en la polarización social. Lea usted:
“No se me va a olvidar cuando en una entrevista declaró que lo habían contratado para amenizar una boda de un político de un país centroamericano, un país pobre, y el que se casaba era un presidente.
“Y todo era lujo y extravagancia en la fiesta y él declaró que lo habían contratado y tenía que cantar, pero que lo estaba haciendo en contra de su voluntad porque consideraba que era algo humillante para el pueblo que tenía ese presidente, el que se estuviese haciendo esa fiesta ostentosa de tanto lujo, que no sabía de qué se trataba, que pensaba que era una fiesta normal.
“Entonces, cuando leí esa entrevista, percibí como nunca el que Armando Manzanero era un hombre sensible, un hombre del pueblo. Entonces, por eso lamento mucho su fallecimiento. Además, un gran compositor, también representante de autores y de compositores de México.
“Le enviamos a sus familiares, a los amigos, a los artistas, a todos los cantautores, nuestro pésame, nuestro abrazo por esta pérdida tan lamentable para el mundo artístico y para México. Y ya no quiero seguir con esta rueda de prensa, ya se termina”.
¿Por qué era hombre del pueblo lamenta su fallecimiento? ¿Por eso ya no quiso seguir con la que llama rueda de prensa? ¡Caray! Eso es politiquería, oportunismo que medra con el dolor ajeno, muy ajeno.
Pero, antes había blofeado con la fecha del 28 de diciembre, cuando se celebra el Día de los Inocentes. ¿Sabe usted quiénes fueron los personajes utilizados por el licenciado presidente como sujetos de su broma salpicada de ironía? ¡Exacto! Los periodistas.
Iniciaba la conferencia mañanera cuando Andrés Manuel refirió:
“(…) informar que ya no vamos a tener estos encuentros, estos diálogos circulares, estas mañaneras, porque hay más avance en la información; la mayoría de los medios de información en el país están cumpliendo con su responsabilidad de manera profesional, hay noticias ciertas, veraces, hay objetividad en los medios, de modo que ya no hace falta el que estemos todas las mañanas aquí informando. Vamos nada más a tener una conferencia de prensa semanal. Va a ser los miércoles a las 12:00 del día, todos los miércoles vamos a informar.
“Y Jesús Ramírez, vocero del gobierno, va a estar dando a conocer boletines, como era antes, para que ustedes puedan reproducir lo que se exprese en esos boletines”. Periodistas y medios de comunicación como sujetos de la ironía presidencial. Y pide respeto.
Bueno. Más adelante, un ciudadano que se identificó como Carlos Guzmán y que frecuentemente acarrea preguntas a modo para que el licenciado López Obrador se luzca, le dijo:
“Por ahí los detractores de su gobierno están comentando esta cuestión del ajuste que se va a hacer a los precios a partir del 1º de enero. Seguramente usted, que lee muchas redes sociales, lo ha visto, lo que se ha generado, que supuestamente va a haber gasolinazos, va a haber todo este tipo de cuestiones. ¿Qué nos puede comentar al respecto?”
La respuesta del licenciado fue elemental y, vaya, después de decir que “no hay aumento de impuestos, lo que hay es un ajuste de acuerdo a la inflación” y explicar este asunto con su enorme capacidad didáctica, entró en el detalle que implicaba la pregunta sembrada por el atildado joven Guzmán.
“(…) Desde luego, nuestros adversarios, pues se quedaron en el almanaque. ¿Se acuerdan cómo era antes, los gasolinazos? Ellos quisieran que fuese así para decir: ‘¿Ya ven?, son iguales.’ Andan de veras muy nerviosos, no se serenan, no se tranquilizan, quisieran decir que no hay cambios, que somos iguales, que somos lo mismo.
“(…) Entonces, tenemos palabra y los compromisos se cumplen. No es la demagogia del conservadurismo, que son muy hipócritas: dicen una cosa y hacen otra. Ese es todo el enojo y andan buscando cómo crear ambientes, ¿no? de descontento hacia nosotros (¿en serio?).
“Por eso, ya de una vez les digo que sí vamos a seguir teniendo las mañaneras, nada más que hoy es 28, es el día de los Santos Inocentes. ¿Cómo creen que no vamos a tener las mañaneras? Se frotarían las manos toda la prensa conservadora, subvencionada, no puedo decir cómo se le dice a eso coloquialmente, pero, en fin.
“Nada más sería estar recibiendo todos los golpes. Vean los periódicos de hoy, no los he visto hoy, pero no necesito verlos, es obvio que todos están en contra, bueno, la mayoría, no todos; y lo mismo en los programas de radio, en la televisión.
“Vi una entrevista, un fragmento, del actor Demián Bichir con una conductora que no nos quiere y Demián le contestó, pues de acuerdo a sus convicciones y a su criterio. Y así hay muchos que defienden, porque ¿cómo se va a estar en contra de la transformación si era un desastre el régimen anterior, si llevó al país a la decadencia?, ¿por qué defenderlo?
“Pues sólo habría dos razones o dos argumentos o dos maneras de justificarlo:
“Uno, que se beneficiaban del régimen de corrupción y ahora sienten que ya no es lo mismo, esa es una razón. Porque sí es evidente que cambiaron, eran aplaudidores, se hacían de la vista gorda y de repente se volvieron críticos, paladines de la libertad; entonces, esa es una razón de que hayan perdido privilegios que tenían.
“La otra razón es por una cuestión ideológica, que es muy legítimo que sean conservadores, y por lo general, el conservador es clasista, es racista y les caemos mal, somos nacos”. ¿Qué le parece? ¿Y el pésame por los periodistas que han muerto víctimas del Covid y en cumplimiento de su trabajo? Conste.