Por Emilia Recéndez Guerrero
El 5 de febrero de 1917 se promulgó la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos (nombre oficial de nuestro país) con lo cual se dio por terminada la Revolución Mexicana, iniciada en 1910, cuyo objetivo había sido terminar con la dictadura porfiriana y con ello la desigualdad social y económica que se vivía en todo México. L@s historiad@res han documentado que el conflicto armado continúo por muchos años más, y la realidad nos ha mostrado que la desigualdad social, económica y política continuó.
Se logró el derrocamiento de don Porfirio, pero la estructura del poder se conservó, en un primer momento con el nombramiento de Francisco León de la Barra, como presidente interino. Posteriormente los que se hacían llamar revolucionarios, tuvieron múltiples fricciones antes de acordar ¿quién y cómo? se asumiría la presidencia de la República, motivo por el cual Venustiano Carranza convocó al Congreso de Querétaro, a fin de dialogar entre las diversas facciones y llegar a un acuerdo que diera fin al conflicto armado.
Sabemos que desde 1914, en la Convención de Aguascalientes, se buscaba llegar a un acuerdo sin buenos resultados. En el Congreso de Querétaro, con todo y múltiples dificultades, la facción de Carranza logró imponerse y el resultado fue la renovación de la Constitución de 1857, que no la elaboración de una totalmente nueva. La del 1857 resultado de las discusiones de los liberales mexicanos y de algunos conservadores contemplaba ya aspectos tan importantes como la educación para todos.
Así, la Constitución promulgada en febrero de 1917, se presentó como una de las más avanzadas del mundo sobre todo por los artículos que se relacionan con la justicia social como el 3º, 27º, 123º, mediante los cuales se pretendía hacer justicia a las clases obrera y campesina.
A 102 años de la promulgación de esa Constitución tan avanzada, no se logró terminar con la desigualdad económica, social y mucho menos política, la tentación de y por el poder siempre está latente y lleva los hombres a cometer iguales o peores errores maquillándolos con un nuevo estilo, por lo cual una vez que se logró cierta paz en México, porque los grupos políticos llegaron a acuerdos, se instauró una nueva dictadura, la del PRI, que con sus idas y venidas nos ha dejado un país destrozado, infestado por la corrupción, el narcotráfico, y una terrible desigualdad social y económica que lleva a los grupos marginados al precipicio.
La Constitución Mexicana, ha sido despojada de toda su esencia, queda poco de ella en la práctica, ya ni siquiera se puede conmemorar en su día, y los jóvenes ya no saben ni porque el 4 o 5 o 7 de febrero, no van a la escuela, es simplemente un puente, un día de asueto, con que poco nos vamos quedando.
¿Será que debemos confiar en la tercera o cuarta renovación que no revolución? ¿Cómo podremos contribuir a que nuestro país mejoré? Queda unirnos a los optimistas, hacer bien lo que tengamos que hacer, cumplir con honradez en el trabajo y dar ejemplo de honestidad en nuestro entorno, pugnar porque las leyes se cumplan que para eso fueron creadas e invitar a volver la mirada a esa Constitución que de ser bien aplicada aún tiene vigencia.